jueves, 26 de diciembre de 2013

Los tres pilares del desarrollo sostenible

La resolución 1346 (XLV), de 30 de julio de 1968, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, acordó celebrar una conferencia para abordar los problemas del medio humano que, finalmente, se reunió en la capital sueca, del 5 al 16 de junio de 1972. Aquella Declaración de Estocolmo proclamó, entre otros principios, que el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras (…) y que los recursos naturales de la Tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras mediante una cuidadosa planificación y ordenación, según convenga. Aunque ese texto no se refirió de forma expresa al desarrollo sostenible, es indudable que su concepción ya latía en el trasfondo de aquellos dos primeros principios.

Una década más tarde, otra resolución, la A/RES/38/161, de 19 de diciembre de 1983, estableció una comisión especial [la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo] que informara sobre el medio ambiente y la problemática mundial hasta el año 2000 y más adelante. La CMMAD, presidida por la Primera Ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, tardó cuatro años en presentar sus conclusiones ante la Asamblea General de la ONU, en 1987. El llamado Informe Brundtland fue el primer documento que expuso una sencilla noción sobre el desarrollo sostenible: aquél que satisface las necesidades de la generación actual sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Posteriormente, los principios 3 y 4 de la Declaración de Río, de 1992, proclamaron que El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras (…) A fin de alcanzar el desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada. Ese mismo año la Asamblea General de la ONU solicitó al ECOSOC, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, que estableciera una Comisión sobre el Desarrollo Sostenible que se creó por la Decisión 1993/207, de 12 de febrero de 1993.

Desde entonces, este concepto ha ido evolucionando y ampliándose hasta abarcar los tres pilares básicos del desarrollo sostenible: que sea socialmente justo, ecológicamente compatible y económicamente viable; como los resumió el filósofo español Jorge Riechmann [AA.VV. De la economía a la ecología. Madrid: Trotta, 1995, p. 14]. Una idea que también se reafirmó en 2002, durante la Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible, donde los representantes de los pueblos del mundo, reunidos en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en Johannesburgo (Sudáfrica) del 2 al 4 de septiembre de 2002, reafirmamos nuestro compromiso en pro del desarrollo sostenible; asumiendo la responsabilidad colectiva de promover y fortalecer, en los planos local, nacional, regional y mundial, el desarrollo económico, desarrollo social y la protección ambiental, pilares interdependientes y sinérgicos del desarrollo sostenible.

PD: Como nota curiosa, conviene recordar que el concepto de "sostenibilidad", que parece tan moderno, en realidad, tiene más de tres siglos. La primera vez que se utilizó fue en la obra Sylvicultura oeconomica escrita por el sajón Hans Carl von Carlowitz, en 1703; donde ya defendió la idea de conservar los bosques y utilizar sus recursos de forma sostenible. 

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